Revista bimensual del Club Financiero de Santiago...
A pesar de las reiteradas advertencias efectuadas por diferentes entidades compostelanas y ante la pasividad mostrada por las Administraciones sobre los errores con que se está llevando a cabo la ampliación de la AP-9, el Club Financiero de Santiago quiere reiterar su alerta sobre la situación actual de la autopista y la no resolución de las conexiones, esenciales para corregir las dificultades de tráfico y facilitar el transporte de mercancías.
Contamos con un corto plazo de tiempo para resolver este problema, ya que las obras de ampliación de la autopista a su paso por Santiago están llegando a su fin. Las previsiones apuntan los próximos meses de mayo y junio del presente año para el término de las obras.
En diciembre de 2016, el Ministerio de Fomento afirmaba que “la implantación de los enlaces del Orbital y de la Cidade da Cultura son actuaciones consideradas estratégicas por el Ministerio de Fomento y es por ello que ambos proyectos están en avanzada redacción”. Pese a esta afirmación, el enlace orbital sigue sin concretarse, y de la consignación presupuestaria prevista para el pasado año nada se sabe.
Así, el Club Financiero insta a la coordinación institucional entre Concello, Xunta y Ministerio de Fomento para corregir las carencias que presenta el proyecto de ampliación de la AP-9. Las razones son:
- Informes técnicos indican que el problema de la AP-9 no es el tránsito de paso, que aún está muy por debajo de la capacidad real de la actual infraestructura, sino el hecho de que el tráfico que entra y sale diariamente de Santiago, o el que necesita hacer enlaces dentro del tramo Santiago-Norte/Santiago-Sur, tiene escasas y malas conexiones, que molestan seriamente los viales urbanos y atascan con frecuencia las escasas entradas y salidas, en una operación que acaba alterando también el tránsito interurbano.
- El CFS considera que el problema no se soluciona, pues, con muchos carriles (hasta diez, según los tramos), sino con más y mejores enlaces con la ciudad y sus servicios (Polígonos del Tambre y de Costa Vella, Lavacolla y Fontiñas / Cidade da Cultura).
- Hay que evitar que un mal diagnóstico de la situación solucione un problema que no tenemos (el del tránsito de Galicia Sur hacia Galicia Norte) y deje sin resolver el problema que sí tenemos: las entradas y salidas de Santiago, las conexiones con Lavacolla y los polígonos industriales y la confluencia en la AP-9 de las distintas autovías, que generan un amplísimo tráfico de conexiones internas. Es decir, se está produciendo un exceso en corregir un hecho inexistente, mientras se va a demorar la solución de un problema urgente y real, la conexión con la AP-9 de los parques empresariales y del aeropuerto de Lavacolla. También es importante el enlace con Santiago Norte por el polígono de Fontiñas.
- Los empresarios compostelanos creemos que es posible economizar en la dotación de carriles de circulación Norte – Sur y destinar la cantidad que se ahorre al enlace orbital, que demandan empresas y aeropuerto y que no admite demoras ni buenas palabras ni, mucho menos, partidas presupuestarias fantasma que en realidad se quedarán en nada.
- La cesión parcial de la gestión de la AP-9 a la Xunta abrió un nuevo escenario. El Gobierno gallego, que conoce esta realidad de exceso por el lado de los carriles y de defecto por el de los enlaces, tiene ahora capacidad para intervenir y poner remedio a un problema que, hasta ahora, no han querido ver o resolver desde Madrid. La Xunta tiene la obligación de asumir que las demandas de Compostela son justificadas y urgentes.
- La partida económica que paga la ampliación de la AP-9 no procede del Ministerio de Fomento, sino que, en realidad, se trata de una aportación de todos los usuarios de la autopista con sus peajes. El dinero de los gallegos ha de ser empleado en resolver los problemas de los gallegos, no en soluciones excesivas que no se precisan.